viernes, 20 de mayo de 2011

CAPITULO 11. DESICIONES DOLOROSAS.

Todavía no se creía que ya fuera sábado, casi había pasado una semana desde que Tristán y ella habían empezado las clases. Había mejorado mucho, pero aún seguía siendo una simple principiante.
Recordaba cada palabra de la última clase, probablemente le había dicho lo más bonito que había oído en su vida, y simplemente le agradaba. Esas palabras eran una muestra de cuantos corazones rotos había dejado tras su paso. Simples promesas vacías y faltas de sentimiento, un engaño para la mayoría de mujeres, pero para ella no, desearía con toda su alma poder creerlo, que esas palabras fueran ciertas, pero el haber sido engañada recientemente, el haberse sentido querida por un momento, la había hecho darse cuenta, de que en el mundo nada es lo que parece, ya no era la dulce niña ingenua esperando al príncipe azul, había madurado. Y por eso las palabras que le dijo fueron tan dolorosas, porque el ignorarlas era no hacer caso al corazón, quería haberse tapado los oídos, el dolor se hubiera ido, pero las palabras no hubieran desaparecido.
Paso por el lado de una pareja, solo obtuvo pensamientos de envidia, ¿por qué ella no podía enamorarse como las demás personas?¿por qué no podía confiar en una persona hasta tal punto de poner el corazón entre sus manos? Esas eran las razones por las que había rechazado a Tristán, no confiaba en él y al fin y al cabo una relación se basa en la confianza en la otra persona, pero esa era una capacidad que le iba a costar recuperar.
Mientras caminaba por las calles de Madrid, retumbaban en la cabeza las palabras de su declaración:
-        ¿Crees en el amor a primera vista? Yo si, es curioso pensar que hasta que te conocí no creía en el amor. Pensaba que era una mero encaprichamiento pasajero, que se me iba a pasar, que no era conveniente una relación entre portadores del don, pero llegué hasta el punto de que no me importaba nada más que tú, estuve a punto de arriesgarlo todo por ti, incluso mi vida, me importabas tanto que las demás cosas cotidianas no tenían sentido, no me hacía falta respirar, comer, beber, te tenía a ti ¿Qué más quería? Y por eso aceptaré tu decisión sea cual sea, por el simple hecho de que yo seré feliz mientras tu lo seas, mientras tu vivas, si te soy sincero quiero que me rechaces, no quiero verte sufrir por mi, no quiero ser la causa de tu desgracia, y por eso te pido que me perdones por ser tan egoísta por sentirme la personas más feliz del mundo si tu respuestas es afirmativa. No quiero mentirte, no será una relación eterna, y eso no quiere decir que no te ame ahora, pero no para siempre, tampoco creo en el matrimonio, es una forma de poner por escrito la unión de dos personas que usualmente acaba en divorcio, y eso no quiere decir que en su momento no estuvieran enamorados, pero hay personas que no están hechas para vivir juntas o simplemente el amor que los une no es suficiente, por eso nunca me verás ponerte un aniño en tus manos, también hay personas que duran hasta la muerte, pero no seré yo, no quiero que te hagas ilusiones falsas, si te casas algún día no será conmigo, y no porque no te quiera. A pesar de esto hay una cosa que siempre tiene que tener clara, nunca te engañaré, si en algún momento te dejo de querer te lo diré, no te engañaré ni con palabras ni con actos. Y ahora que te he dicho la verdad quiero que tu respuesta no sea precipitada, ten todos los datos presentes.
¿Cómo hacía para ser tan encantador? Una pregunta sin respuesta, ¿Cómo identificar lo falso de lo verdadero? Fácil, nada, posiblemente lo único que era verdad es la última parte, ¿Tristán enamorado, era eso posible?
-        ¿Por qué lo haces todo tan difícil?¿Por qué me dices todo esto justo ahora?¿Me crees tan ingenua como para creérmelo?¿A cuántas chicas les has dicho esas palabras?¿A cuántas les has engañado con todas esas mentiras?
-        Tienes razón, gran parte de lo que digo es mentira, he dicho muchas cosas con tal de salirme con la mía, y probablemente le diría lo mismo a muchas chicas, pero a ninguna como tu, por que no las hay, eres la segunda persona que más me conoce del mundo, te he abierto mi corazón como no lo hecho con nadie, ¿mirándome a los ojos eres capaz de decirme que todo es mentira?
- Todo es mentira, y aunque fuera verdad, yo no te quiero - dio un paso hacía atrás y echó a correr hasta perder la casa de vista, en ese momento, se permitió parar.



        Por fin había llegado, no tenía ganas de enfrentarse con Ángel pero lo iba a hacer, le había prometido que iba a ir y lo cumpliría. Le iba a dejar las cosas claras, por mucho que le doliese no podía mentirle, lo sucedido con Tristán le había hecho darse cuenta de que sería un engaño para ella y para Ángel darle una oportunidad, tenía las cosas claras, no le iba a hacer sufrir, le diría que le iba a dar tiempo hasta que las cosas se aclararan y él se olvidara de ella, era lo mejor, no podía pretender ser su amiga, hacerlo todo más doloroso, cuanto menos estuviera con él más fácil le sería superarlo, no podía decirle que quería ser su amiga, que no quería perderlo, era una actitud egoísta y sin salida.
        Pero al verlo no pudo evitar una sonrisa, se había peinado y arreglado, parecía otro, la verdad es que era bastante atractivo.
-        ¡Clara has venido! – dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
¿Por qué se lo hacía todo tan difícil?¿Cómo decirle que no le quería? Era tan encantador… no quería ser quien le rompiera el corazón,¿por qué no podían ser amigos?
-        Claro, te lo prometí.
Sin dejar de sonreír como si estuviera observando un tesoro, le tendió la mano como en las películas y la condujo hasta la mesa reservada del restaurante. Ante este gesto Clara se sintió peor,¿de donde habían salido esos dos?¿De un mundo paralelo donde todo era al revés? El romanticismo y los buenos modales no eran una característica de chicos de esa edad. Quizás eran vampiros de tiempos inmemoriales con unas costumbres distintas de las nuestras. Descarto esa hipótesis al instante, si Tristán tenía que ser un personaje mitológico era un demonio, una criatura capaz de matar sin ningún remordimiento, alimentarse del sufrimiento ajeno, y adoptar el cuerpo humano para confundirlos y seducirlos. En resumen era un vampiro demoniaco.
-        ¿Qué vas a pedir? – le preguntó Ángel.
-        Lo que vallas a comer tú, no tengo mucha hambre.
Ángel no protesto, seguramente era una estrategia para impresionarla por lo que le iba a pedir, el restaurante era bastante caro y eso solo acrecentaba su culpabilidad.
-        ¿Cómo vas a pagar todo esto Ángel?
-        No te preocupes por el dinero, pagaría todo lo que sea por estar contigo.
Repugnante, debería no haber ido, ¿cómo decirle que no le quería? Con Tristán fue todo más fácil, había comprobado con creces que se le daba genial mentir, pero a la hora de decir la verdad no podía.
-        Aprecio tu amistad, pero no hace falta todo esto, al fin y al cabo solo somos amigos – dijo Clara en un intento por dejar las cosas claras.
-        De eso quería hablarte, yo quiero algo más que la amistad – dijo sin atreverse a mirarla, si lo hubiera hecho, solo hubiera visto una cara completamente asustada.
-        Lo siento, pero te quiero solo como un amigo, se que por el momento es mejor darte tiempo para que me olvides, y cuando así, sea entonces podremos ser amigos – dijo las palabras que tanto esfuerzo le había costado decir y memorizar.
-        Tal vez nunca llegaremos ser amigos, porque quizás nunca más me vuelvas a ver – dijo segado por el dolor.
-        ¡¿Qué quieres decir?! – fue inútil, él ya se había ido.
Pagó la cuenta de la comida que no había llegado a probar, y se fue a ver a la única persona que podía saber el significado de esas palabras, Tristán.

   

lunes, 2 de mayo de 2011

CAPITULO 10. UNA RAZÓN POR LA QUE VIVIR.

Había sido la peor cita de toda su vida, se había limitado a asentir mientras Verónica parloteaba sin parar, nunca había visto a nadie hablar tanto, casi no había probado la comida, y cuando lo hizo, apenas comió, lo único que hacía además de hablar era beber sin parar.
        Llegó a su casa con un fuerte dolor de cabeza, Clara no había dejado de protagonizar sus pensamientos, lo que había empezado con una distracción, empezaba a volverse en su contra. Después de esa desastrosa cita, no tenía ningún mal pensamiento de Clara a pesar de todas las comparaciones que había hecho, y que solo la habían favorecido.
        Todo le estaba saliendo mal, nunca debería haber aceptado una chica en el grupo, siempre había pensado que el perjudicado sería Ángel, y por eso había pensado ponerlo en su contra, lo que solo había fomentado ese encaprichamiento, debería haber pensado que Ángel haría todo lo posible por llevarle la contraría, lo que no le reprochaba después de todo lo que le había hecho. No estaba orgulloso de ello, pero lo consideraba necesario, tenía que tener al grupo controlado, a su merced, sin ninguna distracción y ningún asomo de voluntad. Le había costado mucho, pero por fin tenía a Ángel en sus manos. Debido a su carácter no acataba las reglas, por lo que Tristán se vio obligado a tomar serias represalias: no le dejaría ver a su madre bajo ningún concepto si su comportamiento no era el debido. Cómo último recurso se podría decir que tenía un plan b, solo si era altamente necesario, mandarle solo a combatir, tenía que haber hecho algo realmente grave, pero esas eran las normas, si cedía lo considerarían un líder débil, y desacatarían las normas que tanto esfuerzo le había costado establecer.
        Podría decirse que su pie de Aquiles era Lucía, le costaba ser firme con ella, le parecía casi imposible, era como su hermana pequeña, se sentía responsable por todo lo que le pasase, había sido duro para él, obligarla a dejarlo todo y que le siguiese a una guerra de la que probablemente ellos no serían el bando ganador.
        Por eso no se podía permitir hacer daño a nadie más, todas las personas cercanas a él acababan mal, pero, ¿cómo podía decirle eso a Clara, si ni siquiera el mismo quería apartarse de ella? Había empezado a extrañar cada segundo que pasaba sin ella hasta que la había empezado a necesitar,¿cómo olvidar aquel beso? Era la primera vez que le pasaba eso, a su medallón no le había llegado sangre, y estuvo a punto de calcinarla viva, incluso así quería volver a besarla.
        En pocos minutos, tenía una oportunidad de hacerlo, pero sabía que no lo iba a hacer, además de que se tomaba muy enserio sus clases, también quería que solucionase todo con Ángel, a pesar de sus muchas bromas con Clara de su relación con él, en realidad no estaba seguro de nada.
        Ángel fue hacia él con paso decidido, dispuesto a aceptar el castigo.
-        Ya sabes que no puedes desobedecer las normas, y mucho menos agredir a un superior – Tristán sonrió, parecía que estaban en el ejército – por eso tu “sanción” es combatir este domingo solo, sin ninguna ayuda.
-        ¡Eso es imposible!¡Moriré!¡ No puedes hacer eso!
-        Si puedo, y lo haré, has desobedecido mis ordenes y me has pegado, he consentido tu estúpido encaprichamiento con Clara, y me lo pagas así, no volveré a cometer el mismo error, buena suerte.
Ángel sabía que era imposible contradecirle, igual que era imposible salir con vida de ese combate, Tristán le estaba mandando a una muerte segura, y él lo sabía.
Tristán se quedo con un mal sabor de boca, sabía lo que pensaban de él, y tenían razones para hacerlo, era duro ser el jefe, solo deseaba poder relegar el cargo a otra persona, ser libre, poder hacer lo que hace la gente normal sin preocuparse a cada segundo por la vida de sus seres queridos, ni pensar que quizás no estaban preparados, quería poder hacer todo eso el solo, sin tener que poner a personas de por medio. Él no era el monstruo que aparentaba ser, muchas veces quería romper esa carcasa que se había formado para no resultar herido, para que le tomarán en serio, por eso había mandado a Ángel a batalla, asegurándose de que tendría refuerzos en caso necesario.
Probablemente Clara eligió el mejor momento para llegar, era difícil estar preocupado, o simplemente pensar en otra cosa que no fuera ella cuando estaba presente.
-        Hola, hoy no habéis venido a clase, ¿ha pasado algo?
-        ¿Estabas preocupada por mi? Para tu información tenía otras cosas que hacer, ya sabes decisiones que tomar.
-        Ya se que tienes una vida súper ocupada, ¿no tienes tiempo tampoco para mi?
-        Siempre tengo tiempo para ti – dijo con zalamería.
-        Entonces también tendrás tiempo para una pregunta – dijo aprovechando la ocasión - ¿Para qué combatimos con espadas?¿No conocéis una cosa llamada pistola?
 
-        Claro que si, pero nos beneficia a los dos bandos usar espadas, a nosotros porque podemos transferirles poderes, y a ellos porque llevan años preparándose para el combate, pero en cambio nosotros no hemos tenido esa suerte, como tú por ejemplo – dijo señalándola con el dedo -  y ahora vamos a empezar, tienes que ponerte las pilas por esa misma razón.
<<Hoy vamos a ejercitar tus nervios, ya sabes que tienes que mantenerte fría ante cualquier situación, por eso voy a intentar desconcentrarte, sabré si has practicado como te dije>>
        Tristán tenía tanta cosas que decirle, pero a la vez no encontraba ninguna forma de decírselo, sabía que solo con expresar sus sentimientos la ruborizaría.
Decidió empezar por la teoría:
-        Lo primero que harán es engañarte, usarán tretas como que hay un compañero en peligro, será una persona cercana a ti, que estimes mucho -  hizo una pausa intentando descifrar su reacción sin éxito – en ese momento dirás que no lo crees, y ellos te dirán, ¿estas dispuesta a correr el riesgo? Pase lo que pase tienes que mantenerte firme, de nada servirá que te preocupes, aunque sea cierto, estarás demasiado ocupada luchando como para ir en su ayuda ¿me oyes?
-        Lo dices como si no hubiera esperanza ¿Qué harías si la que estuviera en peligro fuera Lucía? ¿Te quedarías parado sabiendo que podías haber hecho algo?
-        Si cada vez que me han  dicho eso acudiera a su rescate no estaría aquí.
-        Eso no es verdad, nos quieren vivos y lo sabes, si no fuera así ese hombre me hubiera matado sin pensarlo, pero no lo hizo, no se
-        Eso no significa que no puedan herirte, hay muchas formas de herir sin matar, y ellos las conocen todas.
-        No has rechazado mi teoría – dijo ella triunfante.
-        He aprendido a no rechazar nunca un teoría por estúpida que está sea – cansado de la conversación volvió a reanudar sus explicaciones - ¿Qué harías si tuvieran atado a Ángel delante de tus narices y amenazaran con matarlo?
-        ¡Intentaría liberarlo!
-        Respuesta incorrecta, como bien me dijiste antes no buscan matarnos, nuestro don es muy valioso, y ahora que por fin nos han encontrado no pueden permitirse empezar de nuevo a buscar, probablemente le torturarían de todas las maneras posibles, pero tu debes seguir impertérrita.
-        ¿Cómo se puede ser tan insensible? No podría hacerle eso ni a mi peor enemigo, ¿de verdad serías capaz de dejar que me torturaran sin mover ni un dedo?
Tristán calló, por primera vez no tenía respuesta a una pregunta, ¿podría taparse los ojos y dejar que siguiera sufriendo? Siempre había estado seguro de todo, pero por primera vez acababa de encontrar su punto débil, y se llamaba Clara.
-        Sí – mintió – y tú también lo harías conmigo, pase lo que pase, la vida propia es más importante que la ajena.
-        Me da igual lo que digas, no serias capaz – dijo más bien para sí.
Lo que intento explicarte es que jamás pongas tu vida en peligro por los demás, y menos por mi, no me lo merezco, estar vivo es tener un motivo por el que levantarse cada mañana, tener seres queridos con los que disfrutar día a día, para estar vivo tienes que querer estar vivo, en el fondo yo ya estoy muerto, mi vida no    merece ser salvada, no después de las atrocidades que he cometido.
Acababa de decir la mentira más grande que había dicho en la vida, pero no podía permitirse que arriesgase su vida por él, porque entonces la vida si dejaría de tener sentido para él, porque el único motivo por el que se levantaba cada mañana era ella, si tenía seres queridos con los que disfrutar el día a día, y era ella y Lucía, y si quería estar vivo, solo por verla sonreír. No podía dejar que  muriera, no después de haber conocido el cielo.