Todavía no se creía que ya fuera sábado, casi había pasado una semana desde que Tristán y ella habían empezado las clases. Había mejorado mucho, pero aún seguía siendo una simple principiante.
Recordaba cada palabra de la última clase, probablemente le había dicho lo más bonito que había oído en su vida, y simplemente le agradaba. Esas palabras eran una muestra de cuantos corazones rotos había dejado tras su paso. Simples promesas vacías y faltas de sentimiento, un engaño para la mayoría de mujeres, pero para ella no, desearía con toda su alma poder creerlo, que esas palabras fueran ciertas, pero el haber sido engañada recientemente, el haberse sentido querida por un momento, la había hecho darse cuenta, de que en el mundo nada es lo que parece, ya no era la dulce niña ingenua esperando al príncipe azul, había madurado. Y por eso las palabras que le dijo fueron tan dolorosas, porque el ignorarlas era no hacer caso al corazón, quería haberse tapado los oídos, el dolor se hubiera ido, pero las palabras no hubieran desaparecido.
Paso por el lado de una pareja, solo obtuvo pensamientos de envidia, ¿por qué ella no podía enamorarse como las demás personas?¿por qué no podía confiar en una persona hasta tal punto de poner el corazón entre sus manos? Esas eran las razones por las que había rechazado a Tristán, no confiaba en él y al fin y al cabo una relación se basa en la confianza en la otra persona, pero esa era una capacidad que le iba a costar recuperar.
Mientras caminaba por las calles de Madrid, retumbaban en la cabeza las palabras de su declaración:
- ¿Crees en el amor a primera vista? Yo si, es curioso pensar que hasta que te conocí no creía en el amor. Pensaba que era una mero encaprichamiento pasajero, que se me iba a pasar, que no era conveniente una relación entre portadores del don, pero llegué hasta el punto de que no me importaba nada más que tú, estuve a punto de arriesgarlo todo por ti, incluso mi vida, me importabas tanto que las demás cosas cotidianas no tenían sentido, no me hacía falta respirar, comer, beber, te tenía a ti ¿Qué más quería? Y por eso aceptaré tu decisión sea cual sea, por el simple hecho de que yo seré feliz mientras tu lo seas, mientras tu vivas, si te soy sincero quiero que me rechaces, no quiero verte sufrir por mi, no quiero ser la causa de tu desgracia, y por eso te pido que me perdones por ser tan egoísta por sentirme la personas más feliz del mundo si tu respuestas es afirmativa. No quiero mentirte, no será una relación eterna, y eso no quiere decir que no te ame ahora, pero no para siempre, tampoco creo en el matrimonio, es una forma de poner por escrito la unión de dos personas que usualmente acaba en divorcio, y eso no quiere decir que en su momento no estuvieran enamorados, pero hay personas que no están hechas para vivir juntas o simplemente el amor que los une no es suficiente, por eso nunca me verás ponerte un aniño en tus manos, también hay personas que duran hasta la muerte, pero no seré yo, no quiero que te hagas ilusiones falsas, si te casas algún día no será conmigo, y no porque no te quiera. A pesar de esto hay una cosa que siempre tiene que tener clara, nunca te engañaré, si en algún momento te dejo de querer te lo diré, no te engañaré ni con palabras ni con actos. Y ahora que te he dicho la verdad quiero que tu respuesta no sea precipitada, ten todos los datos presentes.
¿Cómo hacía para ser tan encantador? Una pregunta sin respuesta, ¿Cómo identificar lo falso de lo verdadero? Fácil, nada, posiblemente lo único que era verdad es la última parte, ¿Tristán enamorado, era eso posible?
- ¿Por qué lo haces todo tan difícil?¿Por qué me dices todo esto justo ahora?¿Me crees tan ingenua como para creérmelo?¿A cuántas chicas les has dicho esas palabras?¿A cuántas les has engañado con todas esas mentiras?
- Tienes razón, gran parte de lo que digo es mentira, he dicho muchas cosas con tal de salirme con la mía, y probablemente le diría lo mismo a muchas chicas, pero a ninguna como tu, por que no las hay, eres la segunda persona que más me conoce del mundo, te he abierto mi corazón como no lo hecho con nadie, ¿mirándome a los ojos eres capaz de decirme que todo es mentira?
- Todo es mentira, y aunque fuera verdad, yo no te quiero - dio un paso hacía atrás y echó a correr hasta perder la casa de vista, en ese momento, se permitió parar.
Por fin había llegado, no tenía ganas de enfrentarse con Ángel pero lo iba a hacer, le había prometido que iba a ir y lo cumpliría. Le iba a dejar las cosas claras, por mucho que le doliese no podía mentirle, lo sucedido con Tristán le había hecho darse cuenta de que sería un engaño para ella y para Ángel darle una oportunidad, tenía las cosas claras, no le iba a hacer sufrir, le diría que le iba a dar tiempo hasta que las cosas se aclararan y él se olvidara de ella, era lo mejor, no podía pretender ser su amiga, hacerlo todo más doloroso, cuanto menos estuviera con él más fácil le sería superarlo, no podía decirle que quería ser su amiga, que no quería perderlo, era una actitud egoísta y sin salida.
Pero al verlo no pudo evitar una sonrisa, se había peinado y arreglado, parecía otro, la verdad es que era bastante atractivo.
- ¡Clara has venido! – dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
¿Por qué se lo hacía todo tan difícil?¿Cómo decirle que no le quería? Era tan encantador… no quería ser quien le rompiera el corazón,¿por qué no podían ser amigos?
- Claro, te lo prometí.
Sin dejar de sonreír como si estuviera observando un tesoro, le tendió la mano como en las películas y la condujo hasta la mesa reservada del restaurante. Ante este gesto Clara se sintió peor,¿de donde habían salido esos dos?¿De un mundo paralelo donde todo era al revés? El romanticismo y los buenos modales no eran una característica de chicos de esa edad. Quizás eran vampiros de tiempos inmemoriales con unas costumbres distintas de las nuestras. Descarto esa hipótesis al instante, si Tristán tenía que ser un personaje mitológico era un demonio, una criatura capaz de matar sin ningún remordimiento, alimentarse del sufrimiento ajeno, y adoptar el cuerpo humano para confundirlos y seducirlos. En resumen era un vampiro demoniaco.
- ¿Qué vas a pedir? – le preguntó Ángel.
- Lo que vallas a comer tú, no tengo mucha hambre.
Ángel no protesto, seguramente era una estrategia para impresionarla por lo que le iba a pedir, el restaurante era bastante caro y eso solo acrecentaba su culpabilidad.
- ¿Cómo vas a pagar todo esto Ángel?
- No te preocupes por el dinero, pagaría todo lo que sea por estar contigo.
Repugnante, debería no haber ido, ¿cómo decirle que no le quería? Con Tristán fue todo más fácil, había comprobado con creces que se le daba genial mentir, pero a la hora de decir la verdad no podía.
- Aprecio tu amistad, pero no hace falta todo esto, al fin y al cabo solo somos amigos – dijo Clara en un intento por dejar las cosas claras.
- De eso quería hablarte, yo quiero algo más que la amistad – dijo sin atreverse a mirarla, si lo hubiera hecho, solo hubiera visto una cara completamente asustada.
- Lo siento, pero te quiero solo como un amigo, se que por el momento es mejor darte tiempo para que me olvides, y cuando así, sea entonces podremos ser amigos – dijo las palabras que tanto esfuerzo le había costado decir y memorizar.
- Tal vez nunca llegaremos ser amigos, porque quizás nunca más me vuelvas a ver – dijo segado por el dolor.
- ¡¿Qué quieres decir?! – fue inútil, él ya se había ido.
Pagó la cuenta de la comida que no había llegado a probar, y se fue a ver a la única persona que podía saber el significado de esas palabras, Tristán.