domingo, 17 de abril de 2011

CAPITULO 8. TRES IMPORTANTES LECCIONES.

Había quedado con Ángel, le había prometido enseñarla a manejar la espada, y por eso estaba sentada en la escalera esperando a que llegase a buscarla. Miró con desprecio a su descapotable blanco, ¿de qué le servía tener un lamborghini si no podía conducirlo? Y lo más importante, presumir de él. Por ahora, solo había conducido en su finca, pero eso sin carnet no le servía de nada.        
         Y por eso, cuando vio a Ángel llegar en moto quiso darle una patada con todas sus fuerzas, pero se contuvo al recordar lo que había costado. Ella nunca había montado en moto, casi que prefería volver a ir en metro, pero se contuvo, ¿y por qué no? Sería una buena oportunidad para tocarle sin levantar sospechas, y sin tener que sentirse culpable.
        Se puso el casco que le tendió y se montó, dio gracias para sus adentros por no haberse puesto tacones.
        Ángel aceleró, y Clara con un grito de susto se apretó con fuerza a él, cerrando los ojos con fuerza temiendo que si los abría se caería.
        Ángel era ajeno a estos pensamientos, lo único que le importaba es que Clara le estaba apretujando como si le fuera la vida en ello, lo que en vez de incomodarle le hacía sonreír, tenía que llevarla más veces en moto.
        Cuando se logró tranquilizar, se dio cuenta que no le iba a pasar nada, que Ángel estaba con ella, pero aún así no aflojó la fuerza con la que le agarraba, en parte por seguridad, y en parte por sentirle cerca de ella, sentir su respiración acompasada con la suya, sonrió y se dejo llevar, quiso reclinarse para atrás y sentir el aire azotándole la cara, se tubo que conformar con apoyar la cabeza en el hombro de Ángel debido al casco.
        Ángel no quería romper ese momento, por eso dio un par de vueltas antes de llegar por fin a su destino.
        Clara no se podía creer que la hubiera llevado a otra casa de la alianza, pensaba que iban estar solos, alo mejor se había confundido y el solo la quería como amiga, ¿sería posible que después de haber intentado besarla se había olvidado de ella? No podía sacar conclusiones precipitadas, eso no significaba nada, alo mejor se lo habían ordenado, no tenia por qué implicar que no quisiera estar a solas con ella, después de su rechazo.
-        He pensado que querrías aprender a usar la espada en un lugar especial, con una persona especial , con un amigo… – añadió bajito – Por eso te he traído aquí, donde además de cumplir la promesa que te hice, podremos estar solos.
-        ¿La promesa que me hiciste?
-        ¿No querías ver donde vivíamos?
Ángel la guió entre los árboles, como la vez anterior no pasó nada, y también como la vez anterior había una casa destinada para la utilización de la alianza, <<¿son todas iguales?>> Pensó Clara.
-        Si vivís aquí, ¿cómo vamos a estar a solas?
-        Hice prometer a Tristán que no metería sus narices donde no le llamaban, y Lucía no creo que venga hoy.
Parecía ser un día prometedor, así que decidió sacar la espada con la esperanza de aprender cuanto antes, y así poder luchar sin levantar burlas.
-        Clara, me encanta tu entusiasmo, pero, por tu seguridad y la mía, es mejor empezar con palos – dijo lanzándole uno.
No habían empezado a practicar, cuando Clara se lanzó hacía él, palo en mano, empezó a darle palazos pero Ángel la desarmo sin esfuerzo y le dijo:
-        Ahora mismo estarías muerta.
-        No si ago esto – dijo quitándole el palo – para no ser la primera vez que luchas, estás muy desentrenado, primera lección, tienes que estar siempre alerta.
-        Creía que era yo el que daba la clase.
-        Segunda lección, la clase la da el que va armado y puede matar al contrincante a palazos. Tercera lección, si quieres tu palo, ven a cogerlo.
Salió corriendo, a su espalda oía los pasos de Ángel cada vez más cerca, hasta que por fin la derribó, le quito el palo, y le dijo al oído:
-        ¿Tus últimas palabras?
Clara se acercó a él lentamente, Ángel pensando que le iba a besar cerró los ojos, Clara sonriendo le quitó el palo, y le dio en el hombro levemente.
-        Muerto, tienes que estar siempre alerta – dijo burlonamente.
-        Ha sido juego sucio.
-        Todo vale, además no puedes esperar que jueguen limpio, aprovecharán cualquier fallo para matarte.
¿Desde cuando él era el alumno? Había luchado muchas veces, y ahora ella venía y le dejaba en ridículo. Bajó la mirada azorado, había intentado enseñarle con el fin de que presumir de destreza delante de ella, su capacidad no era comparable con la de Tristán, pero podía decir con orgullo que tenía bastante desenvoltura con la espada. 
-        Teniendo en cuenta que ha sido la primera clase, no ha estado nada mal pero su puede mejorar – dijo ella, con un sonrisa pícara.
¿Cómo se podía resistir a eso? Desde el principio había intentado negar lo que sentía por ella, pero cada vez que la miraba no podía recordar ninguno de sus argumentos ilógicos, pero está vez ganaron la batalla, no debía forzar la cosas si no quería perderla.
Lástima, que Tristán no valorara este apto de paciencia por su parte.
-        Confié en ti para que le enseñaras a manejar la espada, sabiendo que yo soy mejor,¿ y intentas enseñarle a besar? No habéis practicado nada, has puesto en juego la vida de Clara, cada minuto que pasa indefensa, más probabilidades hay de que la maten o algo peor…
-        Hicimos un trato, tu no tienes porque estar aquí.
-        ¿Para qué?¿ Para poder daros el lote a gusto? Adelante no os cortéis, pero yo no me pienso ir, nunca dije que no podía estar por los alrededores de la casa.
-        ¿Por qué haces esto?¿Qué ganas a cambio? – preguntó Clara.
-        ¡Lo único que pretendo es protegerte!
-        De lo único que me tienes que proteger es de ti mismo.
Tristán apartó la cara, para que no pudiera ver su expresión, después dijo con el tono de voz más frió que pudo:
-        Te llevaré a casa, y tú – dijo mirando a Ángel – no te vallas muy lejos.
-        Clara, ¿qué te parece si quedamos el próximo fin de semana? No creo que podamos estar a solas en otra clase.
-    Me parece bien, porque no habrá próxima clase, Clara, saluda a tu nuevo profesor, también puedes llamarme Tristán – dijo guiñándole un ojo.

4 comentarios:

  1. Muy bueno, creo que ya te lo he dicho antes, pero de verdad adoro a Tristán:)
    Escribe, escribe, escribe!>.<

    ResponderEliminar
  2. gracias!!! lo mismo t digo, lei el capítulo 10 y estoy super intrigada :) necesito leer el 11!!

    ResponderEliminar
  3. Me encanta!! la verdad creo que me estoy enamorando de Tristan!
    Sigue escribiendo que te sigo yo ya he subido el 3 4 y 5 te dejo aqui el blog por si acaso vale?
    muchos besos!!
    http://mildeseosdecosasimposibles.blogspot.com

    ResponderEliminar
  4. gracias!! a ver si llega el seis pronto ya m lei tos los capitulos :)

    ResponderEliminar